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El juego

"Los juegos infantiles no son tales juegos, sino sus más serias actividades."
(Michel Eyquem de Montaigne)

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Escuela, juego y televisión


7 comentarios:

  1. La ciudad de los niños:

    Este proyecto socio-educativo es muy interesante ya que da respuesta a uno de los problemas infantiles que se viene manifestando desde hace unas décadas: la falta de espacio de los niños/as para poder jugar libremente en su tiempo de “ocio”, la imposibilidad de jugar, de disfrutar de su infancia y de dichos juegos, y establecer relaciones sociales libres y sin la supervisión directa o indirecta del adulto. Es cierto que hoy en día los niños/as no pueden jugar a sus “anchas” porque el entorno se ha vuelto peligroso y hostil, los niños juegan en los parques y en las urbanizaciones normalmente. Están perdiendo oportunidades de crecer, de jugar libremente, de explorar su entorno, de relacionarse sin el adulto (mediar, colaborar, discutir, etc., con sus iguales de manera espontánea y natural) sobre todo aquellos que viven en las ciudades. Por ello, este proyecto responde a una necesidad imperante en la infancia, la consideración de los más pequeños por parte de los adultos. Es un proyecto fantástico, pero que precisa un nivel de compromiso muy alto por parte de diferentes agentes educativos y sociales. Es un esfuerzo que resultaría muy positivo para todos, no sólo para los niños/as, seguro que las calles de las ciudades se llenarían de vida y las relaciones sociales entre las personas se volverían más humanas y/o fraternales

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  2. LA IMPORTANCIA DEL JUEGO

    El juego posee una importancia suma, no sólo en la etapa infantil, sino a lo largo de todo el desarrollo y el crecimiento del individuo. Durante los primeros años es un potente instrumento de aprendizaje y obviamente, ejercita los ámbitos de desarrollo permitiendo que los niños/as adquirieran habilidades cada vez más complejas, vayan conformando su identidad y configuren progresivamente su pensamiento. Cuando entramos en la adultez el juego pierde importancia en nuestra vida (desgraciadamente), sin embargo, todavía en esta edad sigue cumpliendo con su “deber”, ¿quién no ha aprendido cosas nuevas jugando al Trivial?, ¿o ha puesto a prueba su habilidad creativa modelando el “espagueti” del Party? Es obvio el valor intrínseco del juego, además, podríamos decir que posee un carácter poliédrico, puesto que constituye una herramienta de aprendizaje, es facilitador y potenciador del desarrollo, facilitador de múltiples experiencias, es constructor de espacios de ficción donde se poden ensayar conductas, acciones y roles, sin olvidar que es una fuente de información cien por cien fiable del estado interior en que se encuentra un niño/a. Quiero invitar a la reflexión sobre la importancia de nuestro papel a la hora de ejercer como docentes: además de tener clara la importancia del juego a lo largo de la vida y sobre todo en las edades más tempranas, debemos llevar a cabo una intervención coherente con esto, estimular, facilitar y enriquecer los momentos de juego de nuestros alumnos/as. Nunca acomodarnos y considerar el juego como comodín o actividad improvisada para salir del paso, de esta forma anulamos parte de su potencialidad pedagógica.

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    1. LA IMPORTANCIA DEL JUEGO EN LA CLASE DE PSICOMOTRICIDAD

      Es sabido y aceptado por todos que el juego permite un desarrollo más sano, equilibrado y armónico. Esto lo podemos ver en todos los niños y niñas de cualquier edad. Para darnos cuenta mejor del efecto y función que el juego tiene en la vida del ser humano desde la más temprana edad, podemos pensar e imaginar la cosa al revés: ¿qué pasa si un niño/a no juega? O incluso ¿cómo es la vida del adulto sin juegos? La respuesta es devastadora…apocalíptica.
      A través del juego los niños/as exploran el ambiente y descubren sus propias posibilidades de acción ofreciendo la oportunidad de interiorizar y asimilar la realidad. Además, mientras los pequeños juegan no existen barreras y no hay nada que se imaginen y no pueda ser, ya que en la imaginación todo es posible. Por este motivo el juego genera sucesivas áreas de desarrollo potencial.
      El aprendizaje durante el período infantil es el resultado entre el movimiento y los significados que se construyen, de aquí la importancia del juego en la clase de psicomotricidad.
      Comparto la opinión de Escribá (1990) cuando hace referencia a la educación psicomotriz como una forma de educación a través del movimiento. Es decir, nos valemos del cuerpo y movimientos de los niños y niñas para trabajar otros aspectos como el conocimiento y/o la afectividad de los pequeños. La psicomotricidad tiene como objetivo el desarrollo de las capacidades motrices, expresivas y creativas, considerando al sujeto un ser global. Motricidad, psiquismo y afectividad son indisociables, con lo cual estos aspectos no deben ser tratados nunca jamás por separado, sino de forma conjunta.
      Así pues, toda acción educativa que pretende garantizar una educación adecuada deberá tener en cuenta la necesidad de un desarrollo paralelo y coherente de la motricidad, afectividad y aspectos cognitivos, fundamentalmente en la etapa de educación infantil.

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    2. En referencia al juego psicomotor podríamos decir que es la base que permite el resto de desarrollos. Por ejemplo, un niño/a que manifieste un trastorno motor inevitablemente presentará déficits en el resto de ámbitos. Los bebes actúan sobre los objetos y los exploran sensitivamente, gracias a ello construyen sus primeros esquemas de conocimiento, los cuales les ayudan a ampliar la comprensión de su entorno. Desde el ámbito pedagógico, si nos planteamos por qué desde el s.xx hasta la actualidad se ha considerado el juego como instrumento didáctico, coincidiremos en que se debe a que los niños aprenden a través de la acción y con actividades motivadoras, los niños piensan haciendo y hacen pensando. Lo que nos lleva de nuevo al aspecto motor del desarrollo y el aprendizaje. Desarrollo motor y desarrollo intelectual están estrechamente vinculados, sobre todo en la infancia. Cuando somos más mayores el componente motor pierde fuerza, pero porque somos capaces de utilizar el pensamiento abstracto y no precisamos tanto del hacer "físico", somos capaces de hacer "mentalmente"

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  3. LA MEDIACIÓN DEL MAESTRO

    Es cierto que en muchas ocasiones se ejerce el papel de mediador en un juego sin pararse a pensar si estamos actuando de manera adecuada, que pretendemos conseguir, si estamos coartando la libertad y dirigiendo demasiado. Se repite en varias veces, y por eso ha llamado mi atención, el error que se comete en muchas ocasiones, de explicar cómo funciona un juego y dejar que los niños/as jueguen, mientras se observa desde fuera.
    Estoy de acuerdo en que es muy frecuente que se dé la intervención del maestro al final del juego que durante el desarrollo del mismo. Y si paramos a pensarlo es cierto. Después de jugar se le pregunta a los niños/as que han hecho, cómo lo han hecho, las reglas, etc., Se les pide que verbalicen para poder evaluar si han aprendido los contenidos o no. Y si nos paramos a pensarlo, es mucho más productivo intervenir durante el proceso, participar del juego o la actividad para poder averiguar los conocimientos que tienen respecto al contenido que se está trabajando (ideas previas), se puede actuar mediando en la ZDP y ayudarle a establecer nuevas relaciones entre conceptos, ideas, etc. El primer caso me recuerda a una evaluación sumativa (final), el segundo una evaluación procesual y continúa. El introducir el juego en la educación infantil como instrumento de enseñanza/aprendizaje no resulta ser nada sencillo, sino más bien todo lo contrario. Este artículo te aporta una mínima base sobre la que pararte a pensar a la hora de mediar con los alumnos/as durante las situaciones de juego.

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  4. ESCUELA, JUEGO Y TELEVISÓN

    El presente artículo caracteriza la relación que existe entre los consumos televisivos y sus interacciones y repercusiones que tiene en la infancia actual. Se defiende que los juegos infantiles están guionados, que los niños retoman guiones televisivos. Esto puede ser perjudicial y dañino para nuestros pequeños si tenemos en cuenta que programas no tienen exactamente una finalidad educativa y que la infancia también ha pasado a ser una categoría de marketing.
    Así pues, los niños y niñas retoman guiones, es decir, reproducen un conjunto de acciones predeterminadas que supone la puesta en juego de situaciones previamente observadas y por tanto pautadas. Esto me hace pensar en que los pequeños aprenden por imitación, que reproducen aquello que ven da igual a donde.
    Significa esto, que lo más funcional y útil sería seleccionar programas de televisión como recurso educativo mediante los cuales mostrar a los infantes diferentes actitudes, comportamientos, actividades, etc. Lo más sensato es combinar en la escuela: juego y televisión, ya que la T.V es un hecho inevitable en las sociedad actual. No podemos huir ni tampoco excluirla de nuestras vidas, es mejor aprender a vivir con ella y sacarle el mejor provecho mientras nos preocupamos de paliar su lado negativo como por ejemplo el consumismo, la violencia, los sexismos, las discriminaciones, racismos, etc.
    Por todo esto, llego a la conclusión de que en la escuela se debería utilizar con más frecuencia programas e imágenes T.V para que , de esta forma, los niños y niñas se inicien y adquieran progresivamente criticidad y criterios para seleccionar aquello que puede ser destinado a ellos.
    Un consumo compartido, con las pautas necesarias para saber discriminar aquellos contenidos que no resultan aptos para su edad, las respuestas a aquello que el niño/a no llega a comprender, o el diálogo abierto (interpretaciones que cada uno otorga a los mensajes), además de planificar el tiempo para vivir con variedad, autonomía e inteligencia el ocio, servirán y serán la base para enriquecer el uso que los niños y niñas harán de cada pantalla.
    Y como siempre, para conseguir este objetivo educativo básico y fundamental, la escuela ha de llevar el asunto al terreno familiar. Los padres y madres son pieza clave en el tiempo y actitud que los hijos destinan al consumo multipantallas. El factor principal gravita en la forma en la que se les orienta y el referente/modelo de consumo más o menos permisivos, restrictivos y/o equilibrados.
    El sano conocimiento de los gustos, intereses y motivaciones (entre otras cosas) por parte de los padres, será el motor que guiará la construcción de los hijos e hijas.
    Igualmente importante es tener en cuenta el factor respeto, clave para empatizar con seres que pertenecen a una generación distinta, y que entienden la realidad bajo unos parámetros que luego otra mente comprende y acepta, en ocasiones, de otra manera y forma.

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    1. Los medios de comunicación son un fuerte agente socializador. La TV, los programas infantiles, los dibujos animados, reproducen modelos de comportamiento, valores, pautas culturales, roles y estereotipos que los niños/as observan, imitan, reproducen e incluso interiorizan. Es lógico que la influencia de los programas televisivos se manifieste en sus juegos, si tenemos en cuenta que los niños/as reproducen en sus juegos realidades sociales cercanas, situaciones cotidianas, representan roles observados... Este fenómeno es un indicador de la presencia social de los medios de comunicación hoy día. El problema desde mi punto de vista, no es que influya en los juegos (al fin y al cabo son en muchas ocasiones una reproducción del estado interior y emocional de los niños/as), sino que va más allá e influye de manera negativa en el desarrollo y configuración de la personalidad del niño. Especialmente me refiero a la violencia y la agresividad que aparecen en muchos dibujos animados, y sobre todo, a los estereotipos de género. Por otra parte el consumo televisivo disminuye las relaciones e interacciones sociales, los convierte en receptores pasivos, aparecen registros lingüísticos inadecuados (programas de sobremesa). Y la pena es que en parte el aumento del consumo televisivo se debe a la pérdida de autonomía de los niños/as para gestionar su tiempo libre como les gustaría; jugando en la calle.

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